domingo, 3 de abril de 2016
Microcuento #2
Mientras continuaba golpeándose la cabeza contra el cristal supo por un breve instante que no tenía escapatoria. Había desperdiciado su vida en el mismo lugar tratando de encontrar una salida desesperada hacia el exterior, que siempre la esperó. No lo vio venir. Una gran mano la liquidó al instante. Le restó enseguida sus últimas 3 horas de las 24 horas que, normalmente, disfrutan. Siempre volando contra las ventanas, confundida al no saber lo efímera que es la vida para una mosca común.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario