jueves, 3 de noviembre de 2016

1580/99

¿Sobreviviré en la juventud? Leyendo Zap Comix me doy cuenta que han existido a lo largo de varias etapas desde el siglo XX,y porque no decirlo, antes también, (aunque desconozco realmente algo referente a la juventud, anterior al siglo XX, probablemente mi idea de juventud sea inspirada en los 2000 así como mi conocimiento de la palabra como tal sinónimo de fortaleza, capacidades infinitas y futuro (sí, futuro en la juventud presente, algo a destiempo)), varios espacios de reinvindicación de un puñado de jovenes quienes estaban hartos del establishment. El jazz en las décadas de los 20's-50's, el movimiento hippie de los 60's-70's, la edad de oro del heavy metal en los 80's, el grunge en los 90's y el posicionamiento del pop desde los 2000's, eso sí, cada una de esas eras caracterizada siempre por una contracultura que la combata por luego convertirse en algo "mainstream".
Desde la década de los 2010's hasta el año presente, 2016, la cultura que ha dominado, me atrevo a decirlo, es lo que yo denomino el movimiento DIY (Do It Yourself), el cual se caracteriza, gracias al acceso a las nuevas tecnologías, en crear productos, en su mayoría audiovisuales, que capten la atención en forma de entretenimiento simple y directo, además de contener elementos de innovación nunca antes vistos, incluyendo en el campo de las ideas. Ahora bien, a pesar de vivir la revolución tecnológica, ¿qué es lo que nos continúa convirtiendo en seres pasivos?
Los componentes centrales, creo yo, siempre resultan ser casi los mismos, siempre tomando en cuenta mi categorización de juventud como una palabra de uso frecuente desde el siglo XX, particularmente desde los inicios del jazz, son los siguientes: música, figuras culturales o mediáticas, medios de comunicación y moda. Estos componentes son los que convierten a quienes lo reciben, todos nosotros, en nuevas creaciones culturales al servicio de un sistema determinado. Siempre se le dará preponderancia a lo que el sistema crea como novedoso e "in", un homogenizador de actitudes e ideas frente a la realidad, lo cual convierte a la mayoría de la gente en títeres dispuestos a morir por el mismo sistema que los oprime. Nos encontramos en una especie de síndrome de Estocolmo en donde amamos tanto a nuestro captor (sí, el maldito sistema neoliberal) que nos rehusamos a darnos cuenta que, desde un principio, su misión siempre fue utilizarnos a su favor para ocultar su miedo a la capacidad de la gente revolucionar el mundo sin estar a favor de determinados intereses, solamente guiados por la reciprocidad, la comunidad y el amor y respeto al prójimo.
Ahora, noviembre 2016, continúo y continuamos en la lucha por sobrevivir, sin ánimo de exageración, a una etapa en la historia en la que, a pesar de la globalización de la información que se dio a partir de la década de los 90's,  nos ha convertido en antropófagos, seres humanos matando y devorando a otros a través de ideas y acciones suicidas cometidas en contra nuestra propia especie. Nada que nos salve, aún siendo jóvenes caracterizados, desde siempre, por un sentimiento de angustia y rabia. ¿Qué nos salva en nuestra juventud de no morir en coma por la realidad, aunque ya nos hayamos convertido (me incluyo) en zombies del sistema?
Arte. Pero el verdadero arte, sin compromisos, contestatario, reaccionario, original, salido desde lo más profundo de la imaginación para revolucionar la realidad. Sé que aún hay tiempo para transformar la realidad, para no dejarnos absorber por la normalidad. Sé que, aún cuando 2 personas lean esto, habré vivido un poco más, egoístamente, en la memoria. No dejen morir su juventud, hagan arte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario