domingo, 18 de diciembre de 2016

Teardrops

Quiero que tengas la misma impresión que tengo ahora que veo al trigo y al fuego derramados por el cielo, a manera de adiós, dibujando con carboncillo la línea del horizonte de las montañas que se ennegrecen por el atardecer. La lluvia se avecina como premonición por el lado oeste y nos vemos fijamente, yo desde el sillón en el que te escribo y ella a través de la ventana, Su grito envuelve el cielo y ya se ha comido el trigo y el fuego de un solo bocado. Está oscureciendo, hace frío, y lo único que ofrece algo de abrigo es esto que te escribo esperando te alivie un poco la desazón de la existencia. Somos víctimas de nuestros propios pensamientos, nada nos salva cuando sentimos que hemos estado mucho tiempo naufragando en nuestras dudas. ¿Recuerdas la última vez que fuiste dichosa? Y con esto me refiero al momento en que pudiste cantar una canción sólo para tus oídos, porque para el mundo, para los demás, las melodías son indiferentes, mudas. Yo te imagino viajando por un camino amplio para por lo menos sentirte libre en lugares imaginarios, último refugio para quienes ya estamos hartos de la realidad. Prefiero imaginarte libre, aunque tú no te pienses así. Ya oscureció en su totalidad y tengo miedo. Miedo de empezar a llorar por no ser lo suficientemente fuerte para mandar a la mierda a todo el mundo: ¡VÁYANSE TODOS A LA MIERDA! ¡SON UNOS JODIDOS IDIOTAS QUE LO ÚNICO QUE BUSCAN ES RELACIONES HUMANAS PARA LLENAR SUS VACÍOS MENTALES! No estoy hablando a un espejo, ¿verdad? Quisiera poder escribirte una historia adecuada pero no puedo, o no sé si las palabras no fluyen o no me alcanzan o soy muy estúpido como para pensar bien las cosas. Simplemente trato de llorar bien, por lo menos con mis palabras. ¿Cursis? ¿Sentimentales? Me importa un carajo. Al menos así vivo un poquito más, y mucho más cuando me lees.

No hay comentarios:

Publicar un comentario