domingo, 4 de diciembre de 2016

Dos intentos fallidos de alcanzar el paraíso

Primero: embotellado el paraíso, arrojarlo por encima del fuego para que un demonio pícaro lo alcanzara y lo utilizara para la danza macabra que se efectuaba en el infierno de la ebriedad, deleitándose con el baile sin equilibrio, gozando las delicias de lo banal; sin embargo, un demonio aún más ebrio, pero de un poder visual y simbólico asignado por sus túnicas celestes y azules, capturó la botella con sus manos verdes, envidia por no poder estar ebrio de felicidad, sino de egoísmo y frustración. Con el paraíso en manos del demonio uniformado, el demonio pícaro continúo hacia el aquelarre esperando encontrar otros paraísos a la venta.
Segundo: tres brujas, antes del aquelarre, buscan una poción que contenga canela, alcohol altamente concentrado y jugo de naranjilla, sabor dulce que engañaría la ebriedad con calor y verborragia, síntomas de la inconsciencia y el olvido para efectuar maldades y conjurar maleficios a cualquier bruja que se les acercase durante el baile. Al conseguir la poción, las tres brujas necesitarán realizar una blasfemia antes de poder entrar al aquelarre: beben bajo la cruz del dios cristiano custodiada por un nuevo mercado de Jerusalén, objeto de Herodes, bajo la vigilia de cerdos verdes estridentes y cerdos azules mojigatos que desaparecen cualquier contenido ajeno a dios. Las tres brujas sólo pudieron realizar la blasfemia después de ser vomitadas por los cerdos al aquelarre, custodiado por ellos.



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