domingo, 26 de abril de 2020

Los infiernos


“Depresión en occidente, progreso decadente”
Cantando – Violadores del Verso

Nos cagan, y la prioridad es salvarlos; cuando la gente se jode, solo ofrecen miserias y, para rematar, piden donaciones. Eso es maldad: la hipocresía de los bancos y los políticos. Para sentirse bien con ellos mismos, para limpiar sus conciencias, para hacernos olvidar de su obsceno enriquecimiento, transforman nuestra solidaridad en caridad: ¿por qué tenemos que pagar la penitencia de unos pocos hijueputas? El hambre, la salud, la educación, siempre pueden esperar: el sistema financiero, no.
Urge repararlo, a pesar de que la gente contribuye con impuestos que, por casualidad, son malversados por personas que, destruyendo, creando "valores", imponiendo una visión de éxito donde es mejor ser un completo mierda para alcanzar cualquier objetivo -el fin justifica los medios- y así, replicar sus enseñanzas de manera que el poder, (el estatal diría ahora un vergonzoso ejemplo de egoísmo, debido a que se encuentra "por encima de todo") puede recurrir de manera legítima al engaño y a la crueldad, sin máscaras que disimulen ideales "bonitos".
Lo normal, esa relación desigual que clasifica, ordena y controla el poder, se convierte en espectáculo: si no se muestra, no existe. Por eso es mejor, durante este fin de semana (25 y 26 de abril de 2020), el haber dejado de ofrecer cifras para, aunque sea de esa manera, dejar de pensar en los muertos, en las deficiencias de los líderes políticos: somos espectadores de nosotros mismos cada vez que vemos la pantalla de la televisión, de la computadora, del celular. Consumimos las “ilusiones” de gente que supuestamente quiso provocar una ruptura democrática con su apatía, de aquellos cuya obra debe ser interpretada como ley universal: teniendo el derecho a mentir, difícilmente podemos confiar en el otro. ¿Por qué debo pensar que el Gobierno dice la verdad? Sus verdades equivalen a negarlas.

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