viernes, 3 de abril de 2020

Las pesadillas (esbozo COVID-19 #2)

Mira su fotografía cuando, antaño, era una joven inspirada por Manuela Sáenz. Empieza a tocarse el rostro y siente que, con el paso del tiempo, ha adelgazado. Su cabello también a perdido el colorido revolucionario para ennegrecer y formalizarse. La sonrisa, desaparecida por completo, ahora reemplazada por una mueca rígida que, en las últimas entrevistas, ha tenido que ser la línea que divida el grito del insulto, la desesperación de la queja y la mentira. Ruptura. Eso es lo que quisiera conciliar en su vida que, desde la universidad y sus momentos como asambleísta, ya no puede rescatar de su memoria, de sus ideales ahora corrompidos. Acerca la fotografía a su rostro y esta, para su sorpresa, empieza a hablarle.
- ¿Se puede saber qué haz hecho de ti?
- Conseguí mi objetivo.
- ¡¿QUÉ?! ¿En serio me dices que tu objetivo era convertirte en parte del peor Gobierno de la historia del Ecuador?
- Pero...he hecho lo mejor que puedo.
- Claro: todos te llaman asesina y, para colmo de males, autoritaria. En buen romance ecuatoriano: una hija de puta.
Para no escucharse más, intenta lanzar la fotografía lejos de ella, harta de escuchar verdades que conscientemente reconoce e inconscientemente niega todos los días, sin embargo, la fotografía no se va de sus manos, se pega más a ellas mientras, sin explicación alguna, empieza a aumentar de tamaño.
- Ahora, respóndeme algo: ¿qué pasa por tu cabeza cada vez que miras vídeos o imágenes tuyas en internet? ¿O las imágenes de los féretros y cadáveres regados por los suelos a manera de cruces sobre el agua?
Su habitación oscurece por completo. Poco a poco empieza a escuchar sollozos y gritos. La fotografía en sus manos ahora ha tomado lugar frente a un improvisado altar de flores muertas que yacen en el piso frente a un ataúd construido con tablones simples. Se observa completamente desnuda y trata de correr para alejarse de esa imagen macabra, pero sin ningún resultado: su desesperación no la lleva a ningún lugar, y la imagen mortuoria permanece fija ante ella. Se arrodilla para llorar, acercando sus manos a su rostro mientras sacude la cabeza en negación, mientras se repite: "Esto es un sueño."
Una figura conocida, empuñando un sable, aparece delante de ella, vistiendo un vestido blanco y portando la Orden El Sol del Perú.
- ¿Acaso eres tú María Paula Romo, Ministra de Gobierno del Ecuador?
Asombrada, entre el júbilo y el horror, Romo se arrastra a los pies de La Caballeresa del Sol.
- Yo solo quería seguir tu ejemplo, Manuelita.
- Si así fuera, jamás habrías traicionado a tu pueblo.
- No lo hice...no lo hice.
Alzando su sable en lo alto, alejándose de la figura patética a sus pies, Sáenz le dice unas últimas palabras a Romo:
- Rodará ahora tu cabeza por los suelos así como dejaste morir a miles por tu falta de entereza y poco espíritu patriótico. Por traidora a la Patria, no mereces ni el destierro ni el olvido, sino la muerte de tu espíritu a mis manos. No vale la pena el esfuerzo de arrancarte de las garras pervertidas que te han enloquecido.
De un solo movimiento, Manuela cercena la cabeza de la Ministra. Desangrándose, en los últimos segundos conscientes que le restan a su cerebro, María Paula Romo ve como el ataúd y las flores desaparecen lentamente de su vista, mientras sus ojos se cierran mirando a aquella figura que en su juventud idolatró y que solo puede observar su cráneo con desprecio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario