sábado, 24 de junio de 2017

Exiliado y víctima: la locuacidad del loco

¡Por eso es que me llaman loco! y un día me desterraron; dentro de una oscura agenda, ¡de los pulgares me colgaron!
Extracto de la canción Por esto es que me llaman loco (El loco)

Abdalá Bucaram Ortíz, ‘El Loco’, es reconocido dentro de la historia política de nuestro país como un actor político muy ágil en la verborragia (bocón). En 1986, su locuacidad lo llevó a estar en problemas con ‘El Capo’, León Febres Cordero Ribadeneira, quien era presidente del Ecuador durante esa época, debido a expresiones lesivas contra las Fuerzas Armadas. Primero una recapitulación de los acontecimientos que llevaron al Loco, una década antes de que le colocaran la banda presidencial, a convertirse en víctima de tortura y privación ilegal de la libertad, según el tercer tomo del Informe de la Comisión de la Verdad publicado el año 2010.

En 1984, cuando Febres Cordero asumió la presidencia, designó a Jaime Nebot como gobernador del Guayas mientras Bucaram era alcalde de Guayaquil. El Capo (coreado así por sus amigos en uno de sus cumpleaños celebrado en Carondelet) y el Chino (como le dicen los amigos a Nebot) nunca tuvieron una buena relación política con el Loco; las rivalidades fueron constantes. El más afectado fue El Loco. En 1985, en declaraciones para el Diario La Prensa en una de sus visitas a Nueva York, Bucaram responsabilizó al gobierno por las muertes de Nahim Isaías, ex gerente de Filanbanco; Merlín Arce, comandante de la Policía Metropolitana de Guayaquil; y Germán Zambrano, diputado alterno del PRE: todos amigos cercanos de Bucaram. De las Fuerzas Armadas dijo que solo sirven para desfilar y por ese sólo hecho se llevan la mitad del presupuesto nacional, además las acusó de estar al servicio de las clases oligárquicas, ¡qué ultraje!

Después de estas declaraciones, Bucaram fue sentenciando por el Intendente de Policía del Guayas a 4 días de prisión acusado de propagar rumores falsos; la personalidad del Estado, según las Fuerzas Armadas, fue atentada, por lo que le interpusieron un juicio; y, para rematar, la Contraloría lo acusó de pagos indebidos en el acarreamiento del cascajo. Era la cárcel (la muerte) o el exilio para El Loco, además de ser destituido de la alcaldía. La opción era obvia.

En noviembre de 1986, Abdalá Bucaram continuó en calidad de asilado político en Panamá, y desde el día en el que el abogado guayaquileño pisó suelo panameño, pasó a convertirse en objeto de observación e investigación del Servicio de Inteligencia de ese país. Para el año de 1986 el presidente de Panamá era el General Manuel Antonio Noriega, conocido por tener conexiones con el Cartel de Medellín, comandado por Pablo Escobar. Febres Cordero no dudó en hacer una llamada telefónica al dictador panameño para hacerle saber de su interés en la situación de Bucaram en su país. Así lo sostiene Evaristo Gómez González, inspector encargado de la investigación. En su grupo se encontraban Jaime Anguísola, Luis Banda y Edilberto Agrazal Pérez, agentes de la misión, además de Mike, cubano de nombre desconocido quien les proporcionaba asistencia de equipos electrónicos. Estos hombres se encargaron de la investigación secreta realizada a Bucaram en Panamá para encontrar algún vínculo ilegal sobre las grandes sumas de dinero que supuestamente Bucaram gastaba.

Según Evaristo Gómez, después de dos semanas de investigación a Bucaram, el cubano se comunicó con sus superiores en Miami con órdenes de abandonar la operación. Por otro lado,  el 8 de noviembre de 1986 el capitán Luis Quiel y el coronel Madriñan, por órdenes del general Noriega, le informaron que el caso debía concluir. Madriñan habla al Departamento Nacional de Investigaciones y manda a pedir un kilo de cocaína para un trabajo a realizar; envía a Gómez y a su chofer a ver el paquete de cocaína y un instrumento para abrir carros. El capitán Quiel le hace saber que usarán el instrumento y llama al sargento Vallenato, quien sería su acompañante, pero que no sabría de su misión: inculpar a Bucaram de posesión ilícita de drogas.

En palabras de Evaristo Gómez González, testimonio en el Informe de la Comisión de la Verdad:
Me puse de acuerdo a la hora que nos encontraríamos cerca del cuartel y le dije que como a las 02:00 horas lo recogería en el cuartel. Antes de ir a la misión me comuniqué con la vigilancia electrónica para saber los planes de Bucaram, informándome que él mismo no tenía planeado salir en la noche (…) me apersoné a los estacionamientos del edificio y le comuniqué a mi acompañante que debía distraer al guardia de seguridad y si era preciso chantajearlo para que no me molestara. Después de unos minutos de intento logré abrir la puerta con el instrumento y coloqué el paquete debajo del asiento del pasajero en la parte delantera y cerré el carro.

El 9 de noviembre, Gómez se acercó a las oficinas de Narcóticos a informar de la presencia de dos ciudadanos que, según el capitán Quiel, habrían ingresado al país con cocaína. En horas de la mañana arribaron a la residencia de Bucaram agentes de la Fuerza Especial Antinarcóticos de Panamá. Según Abdalá “Dalo” Bucaram, ingresaron violentamente al domicilio mientras su padre gritaba que lo habían cagado, que Febres Cordero le había metido droga.

La operación ejecutada por el Servicio de Inteligencia panameño fue realizada para culpar a Bucaram de posesión de narcóticos en el país. Desde su llegada al país, planearon la extorción contra Bucaram con la ayuda del D.E.N.I (Departamento Nacional de Investigaciones) y el Departamento Antinarcóticos Panameño, quienes apresaron a Bucaram en el Cuartel Modelo en el que fue inquirido y torturado: quemaron su cuerpo con cigarrillo, lo colgaron de los pulgares y testículos, quedando fichado como traficante de drogas, según Jaime Anguísola. Elsa Bucaram, hermana de Abdalá y antigua alcaldesa de Guayaquil, dijo que la prisión de Abdalá en Panamá era otra obra de León e inclusive la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos se pronunció a favor de Abdalá.

Según una nota de prensa de la época, Bucaram pasó preso durante treinta y ocho días, desde el 9 de octubre hasta el 17 de noviembre. Recuperó su libertad después de pagar una fianza de cinco mil balboas. El 26 de noviembre fue declarado inocente de posesión y tráfico ilícito de cocaína.Ahora, dentro del Informe de la Comisión de la Verdad existe un error: la fecha correcta en la que Bucaram fue capturado y en el que se iniciaron las “vejaciones” contra su humanidad, fueron el 9 de octubre de 1986, sin embargo, este dato es erróneo puesto a que, a pesar de que Bucaram halla pasado más tiempo en el país, no fue sino hasta el 9 de noviembre, día en el que capturaron a Bucaram, que las “torturas” iniciaron.


¿El Loco fue víctima? Sí, de su propia verborragia. ¿Narco o consumidor? Definitivamente no lo sabremos, pero en todo caso, fue una buena maniobra política para mantenerlo en la boca de la opinión pública y la prensa. El Loco y El Capo tuvieron una agitada relación política durante la década de los ochenta, pero la venganza del Loco tuvo un sabor agridulce. Su victoria contra Jaime Nebot, ojito derecho de León, en 1996, le dieron la última palabra a su locura, a su locuacidad, pero, así como la alcaldía, la presidencia fue un regalo muy efímero, a punta de rock n’ roll con Los Iracundos y algo de guatita. 

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