Renuncio a ti al igual que lo hago con un vicio, me prometo hacerlo, por Dios, ¡lo juro! Juro siempre que sé que voy a fallar, porque tengo impulsos absurdos, porque sé herirme sin razón con razón, justificado por mi fortaleza de carácter que es la misma que se tiene cuando se está tentado al dolor, al llanto, al ser masoquista, picado de mosquito, sintiendo alivio al sentir algo, lo que uno imagine en ese instante.
Turista voyeur, escondido por miedo a no poder documentar bien una película ajena que se piensa un tanto propia, como productor, como quien arregló las cosas para que se creen nuevas memorias.
Tengo memoria de elefante, soy el cazador que tiene la cabeza decapitada del elefante, soy un hecho invisible, imaginario, azaroso, circunstancial, soy el elefante y el cazador, soy una ambigüedad, soy una noticia conocida y sin importancia pero sangrante para la tierra que fue escenario del delito. Soy el cielo que llueve lágrimas desde las estrellas. Soy frágil.
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