domingo, 24 de julio de 2016

Comunicación

Ahora sé, muy tarde por cierto, que el enojo y el miedo siempre me quitaron lo mejor de mi. Nunca tuve la suficiente fuerza como para sobreponerme a lo que siempre me quitaba de tajo el valor del pecho: el silencio. Lo que nunca pude entender es que, encerrado en mi mundo, sin tener a alguien con quien hablar al respecto, me jodía más. Siempre pensé que el aislamiento era sinónimo de fuerza interna, pero no hacía más que mostrar mi debilidad de espíritu. Con esto no digo que la soledad sea mala, el problema es la comunicación. Difícil cuestión de abordar cuando interviene la timidez, la ignorancia.

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