jueves, 30 de mayo de 2019

Soy la banda presidencial del Ecuador


Soy la banda presidencial del Ecuador. Represento al poder político en el país. Soy la más alta condecoración que un ciudadano ecuatoriano puede recibir. Me han portado ladrones, asesinos, usurpadores, dictadores, héroes, locos, bocones, militares...y, por solo tres días, una mujer. Simbolizo las contradicciones del Estado, comenzando con mi elaboración, los materiales de mi confección y mi lema. 
A pesar del carácter laico del Ecuador, soy elaborada por las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor desde la presidencia de Gabriel García Moreno, quien consagró al país al Sagrado Corazón de Jesús, pues ‘la modernidad no se puede separar de la religión’. La última intervención de la Iglesia Católica en asuntos de política fue la del Arzobispo de Quito, Monseñor Alfredo Espinoza, quien se reunió con Lenín Moreno para pedir la conformación de una comisión para “tratar temas en común”. Para el Licenciado, en el interior de la esfera del escudo nacional, se colocaron medallas de la Vírgen Inmaculada y de la Vírgen del Quinche así como reliquias de Santa María Eufrasia, Santa Mariana de Jesús, Santo Hermano Miguel y Santa Narcisa de Jesús, para que sea cuidado y bendecido. ¿Se imaginan que en el futuro me portara un ateo, un protestante, o alguien que practique otra fe distinta al catolicismo? ¿Dónde y quienes me bordarían? 
Ninguno de mis materiales es hecho en Ecuador, y esto se lo hace para representar a quienes dominan nuestro destino político como ‘país tercermundista’: el terciopelo viene de Estados Unidos y los hilos de oro (opaco, brillante, briscado y plateado) vienen de Italia, representando a Europa. ¿Qué pasaría si me elaboraran con materiales ecuatorianos? ¿Me dañaría rápido? ¿Dejarían las hermanas de confeccionarme? Estados Unidos ha empezado a tener más participación política con nosotros, comenzando con la visita (de 20 horas) del vicepresidente Mike Pence para “cooperación internacional” ofreciendo siete millones de dólares, repartidos de la siguiente manera: 3,5 millones para asistencia, capacitación y equipamiento militar; 2 millones para aliviar la situación de migrantes venezolanos en el país; y 1,5 millones para combatir la corrupción y reforzar a la sociedad civil. ¿Saben algo de ese dinero y de si ha sido repartido como se acordó, y a quienes se dió el dinero? Como muestra de nuestro afecto y buena voluntad hacia los estadounidenses, luego de dar a Julian Assange a la justicia británica (que costó 4.600 millones de dólares en préstamos al FMI), les entregamos todos sus documentos, teléfonos móviles, archivos informáticos, ordenadores, unidades de memoria, CD’s y cualquier otro dispositivo perteneciente a Assange. En cuanto a Europa, y ya que mencioné a Reino Unido, 95% de nuestros productos llegarán a ellos sin pagar impuesto, además de que para fines de 2019, ya no se necesitará la visa Schengen para viajar. Todo sea por el terciopelo y el hilo de oro para crearme.
Mi lema puede ser algo desorientador: “Mi (El) poder en la Constitución”. Algunos  presidentes prefieren “Mi”, otros “El”...la mayoría MI. Para la actual presidencia, bordado con los hilos de oro italianos, llevo “MI poder en la Constitución” en letras góticas, escogidas por el Licenciado para diferenciarse de sus antecesores. La Constitución, al parecer, o así dicen, es dada por el pueblo, pero en el último informe a la nación de hace seis días pude ver quienes la escribían y la editaban: quienes la creaban. Supe que la palabra MI escrita en mi, valga la redundancia, no es una casualidad. Quien me porta tiene el poder, no solo de cambiar la Constitución sino de hacer lo que le plazca para “el bien” de la Patria. Como ‘constitutución’, quien me usa puede constituir, fundar, crear algo, lo que sea que se le ocurra...lo que sea.
Soy la banda presidencial del Ecuador y, quien me obtenga, puede hacer lo que quiera, a pesar de mis contradicciones, por el bien de la Patria, por MI poder. 

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