jueves, 28 de septiembre de 2017

Instrucciones para no perderse


Recuerde que, para bien o para mal, siempre se ha encontrado a la deriva en el inmenso océano cósmico; recuerde también que, como uno de sus cabellos, de sus poros, de sus pestañas, es usted una partícula en entrelazamiento cuántico; no olvide que, ningún día usted va ser el mismo puesto que el cambio siempre estará presente en su vida, y, la fluidez que esto representa, lo convierte a usted en otro viajero más del tiempo. it's not everyday we're gonna be the same way, there must be a change somehow...

martes, 5 de septiembre de 2017

Chico Bueno

Al parecer mi ángel de la muerte tiene el rostro de Abdalá y es por eso que me rehúso a morir -aún mientras me ahogo en las más terribles cavilaciones existenciales-, inclusive si me encuentro mareado por el falso intento de suicidio que mi torpeza produjo al romper de manera inadecuada el vidrio de la puerta del bar para robarme algunos tragos, y me encuentro caminando, saludando a Andrés, a Medardo, a Javier, mis panas tomando una biela escuchando a Mister Juramento en una restaurada Wurlitzer;  las sendas distintas suenan y me canso de vivir (tendrás que llevar ese peso), y me siento en la mesa de los decapitados –tiemblo- saco del bolsillo de mi camisa blanca una cajetilla de Modern rojos y una Clipper naranja, enciendo un cigarrillo y le doy una larga pitada con mi mano izquierda, ya saben, la derecha cubría de sangre el piso y no quería alertar más a mis amigos porque el cambio brusco de colores es de un impacto muy fuerte para quien se encuentra atrapado en el limbo de la cotidianidad; el humo del cigarrillo, espeso, llenaba el espacio de tiempo en el que yo desaparecía para enfrentarme a la palabra, arrojé mi cabeza hacia atrás, y aún sosteniendo el cigarrillo en la boca, dije: Bucaram viene por mi alma, quiero vivir, no quiero una muerte mediocre. 

domingo, 3 de septiembre de 2017

El buffet

“Puta madre, hasta que por fin me dejaron tranquilo” decía, luego de escupir groseramente al suelo un gargajo cargado de saliva espesa y flema gris, el abogado Nelson Bass, quien salía furioso de su antiguo bufete acomodándose su leva púrpura y su corbata café de manera violenta. “A ver si como picadillos si califican como buffet” murmuraba mientras envainaba su machete, apresurado, para que la luz del día no reflejara su filo ensangrentado