sábado, 29 de abril de 2017
Los besos
Viajé hacia la vela encendida de tus besos sin temor de quemarme, mejor dicho, sabiendo que me iba a quemar, que iba a tener cicatrices, que me iba a volver adicto a ese dolor, a ese morirse lento cerrando los ojos, deteniendo el tiempo entre inhalaciones y exhalaciones, respirándonos, saboreando el dulce encuentro de ti, como diría Lemmy, love me like a reptile, venenosa serpiente, mamba negra, mujer negra, noche de luces cadavéricas, porque tú bien sabes que las estrellas son luces muertas que llegan a nuestros ojos gracias a la melancolía, son tu compañía cuando viajas por las noches dentro de tu sueño, después de la universidad, después de verte en el espejo negro incesantemente, creyendo que ese reflejo también es estrellita, lucecita muerta, y me aterra estar ahí, entre los ecos. ¿Dónde perdí el camino? ¿Apátrida? El baile de sombras es insoportable, querida, y lo sabes, lo sientes, tratemos de evitar al frío desierto en colchón de plaza y media, retemos a nuestros precipicios a no devorarnos más.
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