La wanchaka tiene un espíritu negro. Viste siempre de negro. Venus caña alta; jean plomo (que antes era negro) gastado con un pequeño agugero del lado derecho a la altura del tiro, en el muslo; camiseta con dos huecos a la altura de la ebilla, chompa para el invierno. gorra de correa virada hacia el lado izquierdo.
La wanchaka es Satan. Su mirada está prendida con alcohol y marihuana. Tiene barba a medio crecer, le falta el segundo premolar de la dentadura superior en el lado izquierdo; su piel tiene el color de un gran cántaro para hacer cerveza, cobrizo. Tiene los ojos perdidos, casi infantiles e ingenuos, sonrisa de yonki travieso. Corte de punki tepiteño de los ochenta.
Da grandes jaladas a la pipa, y se pasa la mano por su chiva, cavilando, apresuradamente lento. Se levanta, misión cumplida. Agarra su mochila, también negra, "adiós, chicos", y se aleja por las gradas de la ofi como Byron, el humano, encargado de recibir su espíritu durante el aquellarre celebrado en psicología. Quizás vaya por más wancha donde la veci.