viernes, 19 de agosto de 2016

Diálogos en la cama

- La cicatriz que tiene la pared se parece a la línea costera oeste de México, ¿sabes?
- ¿Y sabes dónde se encontraría el interruptor?
- Sí, entre el límite de Sinaloa y Sonora. Muerte y desierto.
- Pero, hay luz, ¿no es así?
- A veces. Pero es fácil de apagarla. Como un interruptor.
- ¿Y tus cicatrices?
- ¿Las mías? Limitan entre la memoria y la euforia.
- ¿Y las mías?
- Aún no lo sé. No sé cuanto daño pueda causarte.
- ¿Y todo mi futuro tiene que ver contigo?
- No. Pero tu presente está condicionado por mi recuerdo, y, por tu respuesta, sé que ya estoy causando algunas heridas.
- ¿Por qué estás tan segura?
- Por tus preguntas. Por el tono de tu voz. Por cómo me estás abrazando en este instante esperando a que jamás me vaya de tu lado. Por como ya te nacen algunas lágrimas.
- ¿Me quieres dar un beso?
- Después de todo lo que te he dicho, ¿aún me quieres?
- Quizás ya no como hace unos segundos atrás, pero quiero que sepas que yo también puedo dejar cicatrices.

miércoles, 17 de agosto de 2016

2:40

Esto fue lo que inevitable me puso al borde de la locura. Esa sensación de pérdida y de fugacidad característica de todas las cosas buenas de esta vida, como cuando uno termina de fumarse su último cigarrillo o le da el último sorbo a su botella de cerveza. Ahora simplemente quisiera caminar por las calles desoladas, sin ningún rastro de ruido. Muchos creerán que salir a caminar por las madrugadas en una ciudad zombie es peligroso...¿no consiste la vida en eso? Solamente permiteme sacar de mi bolsillo el último cigarrillo que tengo y deja que lo fume hasta que se acabe, como próximamente lo vas hacer con mi vida en pocos instantes. Es difícil ponerse sereno cuando se tiene a la muerte frente, ¿sabes? Todas esas pendejadas que dije alguna vez sobre ti, mi anhelo de poseerte rápidamente para llegar al tramo final eran simplemente tonterías impulsadas por mi miedo a no saber vivir. Bueno. Ya estoy listo. He encendido mi último cigarrillo y estoy mirándome directamente al espejo donde solamente veo reflejado a un futuro cadáver. Allá afuera la luna canta una canción que sólo los locos logran entender por completo: locos por vivir, locos por morir, locos por amar, locos por sufrir...todo este gran manicomio, todo este gran circo ha vivido fascinado con la luna por la única razón de ser la única puta condescendiente para todos nosotros quienes desvariamos cada noche. Listo. El cigarrillo ya se ha terminado. Házlo rápido. Ya he sufrido mucho y quiero que me quites la vida de un sólo tajo. Estoy listo. No habrá dolor. Por cierto, ¿ya te viste al espejo últimamente? ¿Eres tú quien se refleja? ¿O es simplemente alguien que ya ha muerto varias veces? Boom.

martes, 16 de agosto de 2016

Panal de abejas

Quisiera ya no saber nada de nadie y poder suprimirme internamente hasta el punto de la anulación total, sin que esto se llame suicidio; simplemente poder logar un estado etéreo en base al auto descubrimiento y al placebo administrado por mi cabeza todos los días: imaginación.
Simbiosis. Simbiosis. Simbiosis. No. Es imposible. Ni como repetición al momento de escribir, ni decir, ni vivir. Desequilibrio. No puede existir la simbiosis. Ya no me es preciso cierto estado en el que, supuestamente, todo se convierta en fuente de equilibrio. El equilibrio no existe. Todos los estados son pasajeros y es por ello de su eterno retorno; su fugacidad depende de la fugacidad de otras pequeñas explosiones, expansiones repetidas hasta la finitud de nuestra vida. Contradictorio. Solamente comprobado por la voz interna de cada uno. ¿Quién verdaderamente nos conoce sino nosotros mismos? Fuente de mutismo externo y diálogo solamente audible para nuestra mente, condicionada por la fuente misma del caos, de la muerte de la simbiosis: la palabra.
Delirio de persecución constante.

domingo, 7 de agosto de 2016

¿Se poguea o se tripea con Da Pawn? (ejercicio de testimonio)

Desde La Oficina...
"Pegaraste un ácido y escucha a Da Pawn" fue lo primero le escuché decir a uno de mis panas de Radio Office antes de que el concierto comenzara. Es el VAQ; aquí, a parte de la buena música, lo que sobran son alcohol y drogas (léase esto sin ánimo de curuchupadas o de juicios de moralidad pendejos) aunque los controles para evitar la entrada de estos paraísos artificiales son "muy estrictos", (visión: chapas metropolitanos jodiendo a vendedores ambulantes que sólo quieren trabajar) así que, un buen trip jamás faltará. El escenario "Lo Urbano", se convierte en "lo quiteño". Jamás pensé ver a tanta gente "diferente" (cosa rara de decir siendo yo parte de un grupo determinado de anormales) mezclada entre otros tantos quienes nos sentíamos dueños de los espacios de conciertos al aire libre (rockeros, metaleros, punkeros...) pues resulta que no sólo "Lo Urbano" es "lo raro" sino que es sinónimo de goce colectivo independientemente de cualquier adicción, afiliación o pertenencia.
Son las 16h50, estoy dentro de la multitud justo detrás de mi amigo Felipe que está filmando el evento; con la libreta de mi pana Jhon y un esfero empiezo a realizar algunas anotaciones, lo que naturalmente provoca la reacción de algunas personas con su mirada clavada en la libreta porque, ¿quién se pone a escribir en un concierto? Lo primero que logro anotar es parte de la introducción que acaban de leer y algunas ideas sueltas: el vocalista, Mauro Samaniego, tiene la pinta, durante el concierto, de Sergio Pizzorno, guitarrista de Kasabian, pero también recordando, por alguna razón (no, todavía no estaba tripeando) a Buddy Holly, Ritchie Valens y Jim Morrison. Su sonido me transportó a todos esos recuerdos; regreso al "one hit wonder" estadounidense, pero con la particularidad de no caer en el olvido. Trato de impedirme escribir poemas por recelo a lo que pueda salir con algo experimental y nuevo, ya saben, como el descoque: territorio virgen....extra virgen en realidad si me pongo a pensarlo más. No pregunto el nombre de las canciones por...por pendejo y miedoso. Escribo cuatro poemas con la música de Da Pawn:
- Ánimos pausados en un solo eco
  la voz que convierte lo irresistible
  en una cadena rota
  muerto el tabú: viva el olvido.
- Descripciones
  Freakshow multitudinario
  aroma a hierba mientras suena
  un groove pausado
  heridas cicatrizadas en música
  no existe más violencia que el amor escondido
  no es necesario nada más que el inconsciente
  solo de guitarra en outfit setentero.
- La obsesión de ser visto
   reconocido de alguna forma externa
   celulares sinónimo de falsa vida
   recuerdos oxidados en memoria externa
   años en caminos divididos
   de arterias congestionadas
   de mal aire
   el que respiro y el que me dan.
- (Verano en coma)
   Anticipación de lágrimas
  ¿o se le llama simplemente recuerdo?
  tensión
  olvido en el instante en el que el viaje inicia
  beso multitudinario
  juventud decrépita y desmemoriada
  el segundo es la representación de lo efímero
  el verano gana espacio en mi coma existencial
  ritmo groovie
  a tono con mi melancolía 
  funky
  lonely
  how I might be blue in this yellow summer?
Después de haber disfrutado de su canción, Verano en coma, ocurre algo muy extraño. Casi al finalizar el concierto (y no puedo darles el nombre de la canción porque todavía continuo descubriendo a Da Pawn), guambras de entre 14 y 17 años arman "el pogo más pendejo de la vida". "Qué ridiculez estos manes lo que vienen hacer...", "Qué huevada estos giles que no dejan tripear la música tranquila"..."Qué cague estos manes...¿quién poguea con Da Pawn?" son algunas de las frases que logre transcribir en la libreta mientras me mataba de la risa con mi pana Santi (ambos tripeando hierba) al lado del supuesto pogo. Y es que, ahí reside una pregunta importantísima, que inclusive Radio Office realizó al bajista de la banda: ¿se poguea o se tripea con Da Pawn? A lo que el bajista contestó: "Chuta, las ganas de pogear."
18h00 termina el concierto de Da Pawn y el pogo más pendejo de la vida. Preparándose para las 19h30 porque canta Héctor Napolitano. Porros, guanchacas y chocolates cósmicos me preparan para la siguiente parada musical en el VAQ 2016.